La reforma de la Ley de Tráfico que se está debatiendo en las Cortes plantea un nuevo procedimiento sancionador mucho más ágil y concreto para las normas de circulación. Aunque la introducción del carné por puntos en julio de 2005 ha supuesto una significativa reducción de la mortalidad en nuestras carreteras, desde esa fecha se han detectado algunos problemas, fundamentalmente asociados con la larga duración del proceso sancionador. La nueva normativa, que surge con el objetivo de evitar accidentes disuadiendo a los conductores de cometer las infracciones que los originan (al menos esa es la idea que nos quieren inculcar desde la Dirección General de Tráfico), también implicará el hecho de que nos será mucho más difícil "esquivar" las multas y, sobre todo, su correspondiente sanción... como se suele decir, el que la hace, la paga.
La reforma es amplia: afectará a las infracciones (aparecen nuevos tipos de infracción); supondrá cambios en la cuantía de algunas sanciones y en la forma de determinar quien es el responsable o infractor; se utilizarán nuevos métodos a la hora de notificar las multas; existirán dos procedimientos, el abreviado (con el que se obtendrá un descuento del 50% a la hora de pagar la multa) y el ordinario; y será distinta la forma de gestionar los recursos, las medidas provisionales y la ejecución de las sanciones.
Ni que decir tiene que en sucesivos artículos iré hablando de lo que implicarán todos y cada uno de estos cambios.
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