Cuando hablamos del tráfico nos podemos encontrar ante muy variadas situaciones de accidente, desde caídas de una bicicleta hasta colisiones donde se ven involucrados varios vehículos, caídas de moto, atropellos de viandantes, salidas de carretera con coches que dan vueltas de campana, etcétera. Cuando tenemos la desgracia de presenciar un accidente de tráfico, lo primero que tenemos que hacer es cuidar nuestra propia seguridad para que el número de accidentados no aumente ya que es bastante frecuente que la propia persona que intenta prestar ayuda acabe convirtiéndose también en víctima del suceso.
Si circulamos en nuestro coche deberemos detenernos en el arcén. Señalizando inmediatamente la posición de nuestro vehículo encendiendo los cuatro intermitentes y colocando el triángulo de averías. Es importante colocarse el chaleco reflectante y ser muy prudentes si tenemos que cruzar al otro lado de la vía para asistir a los posibles heridos. El siguiente paso es fundamental, llamar al 112 o, si no disponemos de teléfono móvil, pedir a otras personas que lo hagan. Es crucial activar la cadena de socorro a la mayor brevedad posible. El 112 funciona a lo largo y ancho de toda la Unión Europea y en casi todo el resto de países de Europa.
Cómo socorrer a las víctimas de un accidente de tráfico
Lo primero que hay que tener en cuenta es que no debe moverse a las víctimas salvo que haya riesgo de fallecimiento inminente. Simplemente deberemos acompañar a la víctima hasta que llegue la ayuda profesional.
En caso de que la víctima esté consciente, deberemos señalarle que no se mueva. Según he indicado anteriormente, tampoco debemos moverla nosotros. Un manejo indebido del herido puede provocar una lesión medular sin cura. Esto quiere decir que no debemos tratar de liberarla si está atrapada, ni quitarle el casco si es un motorista o ciclista, ni subirla a nuestro vehículo.
Nunca debemos suministrarles comida ni bebida.
Si el herido se encuentra tumbado y consciente deberemos situarnos a su altura, preguntándole su nombre, informándole de lo que hemos hecho y vamos a hacer e intentando que se tranquilice. Debemos escucharle, contestar a sus preguntas y no sobresaltarnos si se enfada o altera.
En caso de que sangre, deberemos intentar contener la hemorragia haciendo presión sobre la zona con alguna tela o tejido lo más limpio posible. Cualquier prenda de ropa o pañuelo puede servir en este cometido.
Solo debemos tomar la decisión de mover a la víctima si vemos que hay riesgo de fallecimiento inminente. Es decir, si hay riesgo de atropello, si el vehículo accidentado está empezando a arder, si se da cualquier situación que ponga al accidentado en peligro de muerte, o si el herido se encuentra en trance de morir. Si no tiene pulso o no respira deberemos situarle boca arriba y proceder a su reanimación. Si tiene vómitos o síntomas de estar asfixiándose deberemos colocarle sobre su costado para impedir que se ahogue.
Cómo mover a una víctima de un accidente de tráfico
Si finalmente no vemos otra y tenemos que mover al accidentado, es fundamental mantener la cabeza alineada con el cuello y el tronco, moviendo el cuerpo en bloque entre varias personas (un mínimo de tres) intentando simular que se encuentra tumbado en una camilla (ver debajo).
Si la víctima no respira, tendremos que hacerle la respiración boca a boca, realizando diez o doce insuflaciones por minuto. En caso de que además no tenga pulso, deberemos dar prioridad al masaje cardiaco, realizando alternativamente treinta compresiones del tórax seguidas de dos insuflaciones.
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